LA TERCERA .
La amenaza de Putin de ser solo él único que puede decir que es lo que está permitido en Ucrania y todas las naciones vecinas a Rusia, así como el reiterado aviso recordando que Rusia tiene armamento super atómico, ha llevado a mucha gente de a pie a preocuparse, y hacer especulaciones sobre lo que van a ocurrir en Ucrania y todos los países que le apoyan-
Ante el avance de esa invasión que puede ser el comienzo de la III y última guerra mundial, -que al mismo tiempo sería el fin del mundo antes que lo haga la contaminación total del planeta-.
Precisamente ante esta situación, John Martí, periodista especializado en conflictos militares de la revista “The Small Wall Street”, hizo una impresionante entrevista al profesor y General de la 1era. División de Armamento Atómico de la OMGR (Organización Mundial de Guerras Rápidas), Herbert van Flock, de la cual reproducimos varias de las preguntas y respuestas tomadas de la extensa conversación publicada por la Revista:
Asustémonos:
" P: “-General, ¿Qué le recomendaría Ud. a las fuerzas militares occidentales para controlar una situación que parece escaparse de su control luego del fracaso de todo dialogo entre Putin y el presidente ucraniano?
R: -No se me ponga nervioso estimado periodista, pero voy a responder lo que yo pienso que habría que hacer si respetamos las reglas elementales para ganar sin riesgos una guerra de alta peligrosidad. Antes que nada, es fundamental actuar primero y de inmediato. Le soy franco, creo que habría que comenzar este mismo fin de semana. Como paso previo, y para dar un golpe sorpresa, deben reiniciarse las discusiones con Rusia en Ginebra y en la ONU, haciéndole creer al mandatario ruso que se va a ceder a sus pretensiones de control de Ucrania, y que le permitirán el aumento de sus tanques y la fuerzas de infantería en la frontera ucraniana.
Pero mientras se desarrollan las conversaciones, los Estados Unidos, así como Inglaterra, Francia, Alemania, Israel y otros países que tienen armamento nuclear oculto y estén de nuestro lado, deben proceder a un bombardeo atómico masivo e inmediato sobre todos los centros de lanzamiento ruso de armas de esa naturaleza.
En el caso de Los Estados Unidos, recomendaría el uso de la Bomba Prim, el arma de hidrógeno secreta norteamericana que es el doble de destructiva que la Bomba del Zar rusa, -según ellos una de las más poderosas del mundo-, y el mismo día, y cada quince minutos, lanzar cohetería ultra rápida con las tradicionales bombas GM2 de uranio sobre Moscú, San Petersburgo, Rostov, Nóvgorod, Krasnodar y Samara, así como inundar de bombas nucleares de baja radiación a toda Siberia, liberándose de una vez de las armas nucleares que Estados Unidos alrededor de nuestro planeta.
Paralelamente a ese ataque atómico, desplegaría por el territorio ruso que no haya sido golpeado por el armamento nuclear, toda la infantería de la OTAN, junto a los ejércitos de apoyo de Estados Unidos, Inglaterra e Israel, disparando artillería clásica, cohetería semi atómica y junto a estas acciones de liquidación masiva, trasladar a todas las fronteras cercanas al mar los submarinos nucleares americanos, que lanzarían los cohetes, pero solo cargados con variantes de virus mortales, que llegarían a los objetivos rusos cada mañana y al atardecer por lo menos dos semanas seguidas.
P: - ¿Pero, se justifica esa masacre?
R: -El bombardeo masivo es inevitable. Creo que los 250.000 aviones o más que constituyen la fuerza aérea de todas esas potencias deberían actuar al siguiente día del ataque atómico liquidando a la mayor cantidad de población, así como terminar de acabar a la infantería rusa que se diezmó desde la invasión. Esa es una operación fácil, porque en ese momento todos estarán desesperada por la radiación y serán presa fácil de contagio. Por razones humanitarias, el ataque final se limitaría a dejar caer en paracaídas a miles de personas contaminadas de Coronavirus, Sida, la Gripe del Mono y Ébola.
En otro frente y por medidas de seguridad, ordenaría varias explosiones nucleares submarinas en todos los mares rusos y sus fronteras para desatar en ellos los destructivos sunamis. El frente de acción de saboteo, -que está en manos de los espías y el personal infiltrado actualmente en el territorio ruso- ,estaría orientado al envenenamiento de todos los refrescos, potes de leche, botellas de vodka, el pan de sándwiches y los pasa palos de los supermercados rusos; al mismo tiempo que se les quitarían las conexiones telefónicas y en especial las redes de WhatsApp, Facebook y Twitter en todo el país, y se aumentaría el precio a la actualización de los programas de Word y otros servicios de Microsoft.
P: - ¿Y si ante ese ataque actúan los aliados rusos?
R: -No deben dejarse a un lado las acciones en territorios no rusos, donde hay personal de ese país, y en que sean gobiernos amigos del paìs ex comunista. En este frente, a la tercera noche de los ataque atómicos, en una acción masiva, se liquidarían a todos los embajadores y al primer secretario de la embajada rusa en la mayor cantidad de países en que sea posible, así como a todos los astronautas rusos que se encuentren en la Misión Espacial Internacional, para lo cual bastará con sacarlo de la estación empujándolo al espacio sin mascara ni traje de astronauta. Es obvio que los países a los que apoya Putin, como es el caso de Bielorrusia, Corea del Norte, Siria, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán y algunos de África y Asia, seria borrados del mapa por simple razón de seguridad. En ellos no descarto la producción de terremotos de magnitud mayor de doce, activando activación los volcanes que se encuentren en estado de somnolencia.
P: - ¿Y qué otras medidas propondría?
R: - En esa misma semana yo atacaría el frente financiero. Por una parte, congelaría todas las cuentas rusas que quedan en el extranjero, sean del país o de los altos funcionarios de su gobierno, tomando como límite todo lo que pase de 100 $. Ya cuando el triunfo sea manifiesto, pasaría a la expropiación de las propiedades de Putin en Paris, Londres y Alemania, Suiza, Luxemburgo, Panamá y Gran Caimán, dejándolo solo el apartamento que tiene en Damasco y el de la Cota Mil en Caracas.
Ya después de la rendición, volaría la red y tuberías de distribución de gas que precisamente pasan por Ucrania hacia Europa.
P: - ¿Y si es Rusia quien actúa primero?
R: - Estimado señor, ese es el problema, Ud. No ha entendido que si no lo hacemos nosotros, lo mismo van a hacer ellos, y para colmo, hay el serio peligro que lo hagamos los dos al mismo tiempo, poniendo en peligro a todos los habitantes del sistema solar, que sabían que los terrícolas están tan locos que eso podía pasar”